Uno de los retos más frecuentes para un docente es encontrar la fórmula
para motivar a los alumnos a aprender. Con motivación, todo es más fácil
en el aula. ¿Podrías involucrar más a las alumnos en los proyectos de
clase, generar más debate, estimular preguntas o simplemente inducir al
esfuerzo? Hay buenas noticias. Las investigaciones científicas confirman
reiteradamente que sí y han encontrado las claves.
La motivación es un motor interno que se nos enciende de forma
misteriosa y nos predispone a aprender con facilidad, superar
dificultades y conseguir lo imposible. Digo, de forma misteriosa, debido
a que descifrar las razones, que hacen que estemos motivados o queramos
aprender, varían según la persona y en ocasiones pueden ser poco
obvias.
Tradicionalmente para conseguir el comportamiento del alumno que se desea se recurre a factores extrínsecos, como premios y castigos.
Sin embargo, es interesante saber que cuando asignamos tareas
complejas, que requieren de un esfuerzo y una creatividad continuada,
este tipo de recompensas no funcionan para sostener la motivación a
largo plazo.
Esta afirmación no es una sospecha o una opinión sino un realidad documentada
durante más de 50 años por expertos y estudios sociales sobre el
comportamiento humano. Numerosos experimentos nos descubren qué motiva a
los humanos en general y los resultados pueden aplicarse fácilmente
para tus alumnos dentro y fuera del aula.
Theresa Amabile, experta en creatividad organizativa, ha mostrado en
sus investigaciones que ofrecer premios o castigos puede matar la
creatividad:
“Las personas (y por tanto tus alumnos) serán más creativos cuando lo que les motiva es el interés, la satisfacción y el reto del trabajo en sí mismo y no las presiones externas.” (Theresa Amabile, “How to kill Creativity”, Harvard Business Review, Septiembre 1998).
“En 9 de cada 10 tareas que examinamos a través de tres experimentos, vimos que cómo más incentivos externos se daban, peor rendimiento se conseguía”. (D. Ariely, U.Gneezy, G.Lowenstein & N. Mazar, Federal Bank of Boston).
“Las personas (y por tanto tus alumnos) serán más creativos cuando lo que les motiva es el interés, la satisfacción y el reto del trabajo en sí mismo y no las presiones externas.” (Theresa Amabile, “How to kill Creativity”, Harvard Business Review, Septiembre 1998).
“En 9 de cada 10 tareas que examinamos a través de tres experimentos, vimos que cómo más incentivos externos se daban, peor rendimiento se conseguía”. (D. Ariely, U.Gneezy, G.Lowenstein & N. Mazar, Federal Bank of Boston).
Daniel Pink, escritor y periodista norteamericano, identifica de forma científica en su libro La sorprendente verdad sobre lo que nos motiva, tres claves que funcionan reiteradamente para conseguir la motivación y el camino hacia un mejor rendimiento: Autonomía, Maestría y Propósito. Su aplicación en el aula podría traducirse de la siguiente manera:
- Clave 1: Dar Autonomía
Si
quieres que tus alumnos se sientan implicados en un proyecto de aula,
en vez de darles apuntes y un ejercicio, dales la libertad de que
aprendan por sí mismos. Dales la autonomía para que escojan dónde y cómo
obtener los conocimientos. Si les dejas afrontar el reto a su propio
ritmo y en la secuencia que decidan, irán más allá de lo que pone el
temario o lo que entra en el exámen.
Explica claramente el objetivo del
proyecto y los resultados que esperas pero cada uno tiene libertad para
buscar su propio camino para cumplir con el objetivo marcado.
La autonomía permite además acomodar el hecho de que no todos aprendemos de la misma forma. De acuerdo con el principio de las inteligencias múltiples,
puedes guiarlos hacia una variedad de contenidos en distintos formatos:
contenidos multimedia, ebooks, YouTube para Escuelas, libros, revistas
científicas, blogs e incluso redes sociales. De la misma forma, el
alumno documenta lo aprendido pudiendo usar herramientas 2.0, videos,
presentaciones orales al resto de la clase, papel y lápiz, una obra
teatral, un post en un blog, debatiendo con un experto por
videoconferencia, etc. Las posibilidades son infinitas y ellos
encontraran el medio que más les entusiasma.
Hay que crear oportunidades para que
lleven a cabo su propia investigación, se equivoquen, aprendan de
errores y desarrollen la capacidad de solucionar problemas. Para ello
también se programa una tarde “Fedex” dentro del horario lectivo.
Una tarde “FedEx” se trata de una
práctica inusual que empresas como Google realizan con sus empleados con
grandes resultados. Gmail y Google News son dos productos desarrollados
durante estas horas FedEx. En centros escolares también empiezan a
aplicarse.
Básicamente cada trimestre, un viernes
por la tarde, los alumnos trabajan en un proyecto durante varias horas
que no forma parte del temario escolar pero que les despierta un gran
interés. Puede ser escribir poema, crear un blog, grabar un video,
construir un artilugio, realizar un experimento, etc. El lunes
siguiente, los alumnos presentan los resultados e impresiones. Su lógica
se basa en que los alumnos aprenderán más cuando tienen la autonomía de
escoger el tema.
Con esta actividad los alumnos usan sus
talentos sin restricciones, desarrollen su creatividad y prueban cosas
por curiosidad o diversión. Puede parecer que se pierde el tiempo, que
no se avanza en el temario escolar pero la ciencia sugiere todo lo
contrario.
“La manera más simple para asegurar que una persona valora lo que está haciendo es maximizar su libertad para escoger y su autonomía”. (Good and Brophy 2004).
“La manera más simple para asegurar que una persona valora lo que está haciendo es maximizar su libertad para escoger y su autonomía”. (Good and Brophy 2004).
Hoy la tecnología disponible nos ofrece
todavía más medios para proporcionar esta autonomía a los alumnos. Bien
utilizada se transforma en un potente acelerador de la motivación y en
última instancia, del aprendizaje.
- Clave 2: Conseguir Maestría
La maestría hace referencia a nuestro
deseo de mejorar nuestras habilidades, de progresar y de ser cada vez
más capaces. Harvard Business School lo identifica como el motivador más
importante.
Un obstáculo actual es la importancia
exagerada que algunos profesores y padres pueden llegar a dar a las
notas para evaluar el progreso del alumno. Si un alumno percibe que el
objetivo es aprobar un exámen o sacar una buena nota, este alumno se
vuelve menos propenso a tomar riesgos, un prerrequisito para la
creatividad y el aprendizaje. En vez de intentar aprender lo que
realmente le interesa, comienza a pensar si estos temas entran en el
exámen y cómo le afectarán la nota.
Es interesante experimentar con la asignación de proyectos que no puntúan o tienen poco peso en la nota final.
Se da énfasis a la satisfacción personal de adquirir nuevas
habilidades, tomando como partida las fortalezas e intereses de los
alumnos. También se diseñan evaluaciones que incentivan el tipo de
aprendizaje que queremos que los alumnos consigan. Además se les guía
para que ellos mismos sean capaces de evaluar su progreso a largo del
curso y estén motivados a mejorar sin presiones externas.
Finlandia es un ejemplo de un sistema
educativo en donde prácticamente no existen las evaluaciones y en cambio
consiguen los mejores resultados en las pruebas PISA año tras año.
- Clave 3: Entender el Propósito
Los alumnos trabajan mejor cuando
comprenden cuál es el propósito detrás de un proyecto de aula y
especialmente ven su utilidad dentro de su futuro profesional.
Intentar explicar a un alumno porqué debe
aprender a hacer derivadas en matemáticas, cuando desea ser pianista,
puede ser misión imposible. Sin embargo, cuando sea posible, podemos
intentar contextualizar un tema dentro de la vida real. Por ejemplo, si
estamos aprendiendo estadística, podemos hacer que utilicen datos reales
que sean interesantes o curiosos para ellos, por ejemplo, averiguar
cuántas personas nacen en España cada minuto o cuál es la edad media de
un usuario en Facebook.
Por otro lado, si estamos estudiando
Inglés, podemos intentar que descifren en grupo la letra de canciones de
Justin Bieber y Lady Gaga, o incluso que encuentren amigos nativos en
Facebook y Twitter con los que practicar. Entenderán que el inglés es un
vehículo imprescindible para viajar, entender una cultura, trabajar en
el extranjero y hacer amistades en todo el mundo.
También, puedes generar el contenido de un proyecto a raíz de un interés que surge en el aula de forma espontánea.
Por ejemplo, si un alumno se hace una herida en clase y te acribillan a
preguntas sobre la sangre y el tema de los microbios (ocurre
frecuentemente con los más pequeños), se puede aprovechar para iniciar
un trabajo en grupo e introducir conceptos del cuerpo humano,
infecciones, células, etc. Leerán, escribirán, investigarán y aprenderán
las competencias básicas de una forma natural. El propósito y su
utilidad estará bien claro para ellos.
Fuente: El blog de TotemGuard
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