El sindicato ANPE trató el año pasado 400 casos de maestros que denunciaron haber sido víctimas de insultos, difamaciones y acusaciones falsas en redes sociales y foros de Internet.
Los alumnos graban con sus móviles las burlas a los docentes y después las publican en Internet. También, manipulan imágenes con contenidos obscenos, lo que ha provocado que algunos profesores hayan tenido que darse de baja laboral por el daño psicológico.
El ciberacoso causa ya más daño a los profesores que los enfrentamientos o las amenazas que reciben de los alumnos en clase. Las humillaciones al colectivo docente a través de redes sociales y foros de Internet constituyen un fenómeno en aumento por el calado de las tecnologías de la información en el alumnado, y el todavía escaso control que la escuela puede ejercer en el uso de estos soportes.
Alrededor de 400 profesores de España denunciaron el año pasado ante el sindicato profesional ANPE haber sufrido acoso y burlas por parte de los alumnos en la Red. Este tipo de casos representan entorno al 10% de los asuntos que gestiona el Defensor del Docente, un órgano de este sindicato que desde 2005 ha atendido a 18.200 profesores.
Inmaculada Suárez, responsable de este órgano en ANPE, asegura que estas situaciones merman psicológicamente y emocionalmente al maestro, hasta el punto de desembocar en una baja laboral. "Es más dañino que la tensión o el insulto en clase, porque la difamación sobrepasa la barrera de la escuela, se extiende por Internet. Y esto puede causar cuadros de ansiedad, depresión, e incluso se produce la baja".
El ciberacoso puede tener varias manifestaciones. Por ejemplo, unas calumnias graves o acusaciones duras y comprometedoras para el profesor que se publican en una red social, como Facebook. También, un alumno graba con su teléfono móvil las burlas de clase y después las cuelga en Youtube. Incluso se producen casos de manipulaciones de imágenes, que se mezclan con contenido obsceno y se publican en foros.
En Toledo, una profesora tuvo que pedir la baja laboral después de ser víctima de insidias en Internet. Se publicó en Tuenti una fotografía suya manipulada junto a la que se difundieron comentarios groseros. Estos hechos violaron su intimidad y su imagen. La docente necesitó apoyo psicológico, porque la situación le provocó un trastorno depresivo.
Javier González, coordinador del Defensor Docente en ANPE de Castilla La Mancha, lamenta que muchos de estos casos no se castigan o sancionan, porque es difícil demostrar qué alumno ha sido el responsable. "Borran el contenido cuando se enteran de la denuncia del profesor". Además, considera que hay que fomentar la figura de la autoridad del profesor, reconocida en la ley en Madrid, porque se combatiría mejor estas situaciones. "Es más fácil sancionar si el que denuncia se considera una autoridad pública, como un Guardia Civil".
González echa en falta en las aulas la enseñanza de los efectos y el alcance de las nuevas tecnologías. "Los alumnos aprenden a usarlas, pero no piensan en sus efectos. Cuando ellos cometen este tipo de acoso, no son conscientes del daño".
Si el centro descubre el autor del ciberacoso, puede sancionar con la expulsión temporal o definitiva. Pero si la humillación es muy grave, el caso se puede llevar a la Fiscalía de Menores.
Fuente: Te interesa
Los alumnos graban con sus móviles las burlas a los docentes y después las publican en Internet. También, manipulan imágenes con contenidos obscenos, lo que ha provocado que algunos profesores hayan tenido que darse de baja laboral por el daño psicológico.
El ciberacoso causa ya más daño a los profesores que los enfrentamientos o las amenazas que reciben de los alumnos en clase. Las humillaciones al colectivo docente a través de redes sociales y foros de Internet constituyen un fenómeno en aumento por el calado de las tecnologías de la información en el alumnado, y el todavía escaso control que la escuela puede ejercer en el uso de estos soportes.
Alrededor de 400 profesores de España denunciaron el año pasado ante el sindicato profesional ANPE haber sufrido acoso y burlas por parte de los alumnos en la Red. Este tipo de casos representan entorno al 10% de los asuntos que gestiona el Defensor del Docente, un órgano de este sindicato que desde 2005 ha atendido a 18.200 profesores.
Inmaculada Suárez, responsable de este órgano en ANPE, asegura que estas situaciones merman psicológicamente y emocionalmente al maestro, hasta el punto de desembocar en una baja laboral. "Es más dañino que la tensión o el insulto en clase, porque la difamación sobrepasa la barrera de la escuela, se extiende por Internet. Y esto puede causar cuadros de ansiedad, depresión, e incluso se produce la baja".
El ciberacoso puede tener varias manifestaciones. Por ejemplo, unas calumnias graves o acusaciones duras y comprometedoras para el profesor que se publican en una red social, como Facebook. También, un alumno graba con su teléfono móvil las burlas de clase y después las cuelga en Youtube. Incluso se producen casos de manipulaciones de imágenes, que se mezclan con contenido obsceno y se publican en foros.
En Toledo, una profesora tuvo que pedir la baja laboral después de ser víctima de insidias en Internet. Se publicó en Tuenti una fotografía suya manipulada junto a la que se difundieron comentarios groseros. Estos hechos violaron su intimidad y su imagen. La docente necesitó apoyo psicológico, porque la situación le provocó un trastorno depresivo.
Javier González, coordinador del Defensor Docente en ANPE de Castilla La Mancha, lamenta que muchos de estos casos no se castigan o sancionan, porque es difícil demostrar qué alumno ha sido el responsable. "Borran el contenido cuando se enteran de la denuncia del profesor". Además, considera que hay que fomentar la figura de la autoridad del profesor, reconocida en la ley en Madrid, porque se combatiría mejor estas situaciones. "Es más fácil sancionar si el que denuncia se considera una autoridad pública, como un Guardia Civil".
González echa en falta en las aulas la enseñanza de los efectos y el alcance de las nuevas tecnologías. "Los alumnos aprenden a usarlas, pero no piensan en sus efectos. Cuando ellos cometen este tipo de acoso, no son conscientes del daño".
Si el centro descubre el autor del ciberacoso, puede sancionar con la expulsión temporal o definitiva. Pero si la humillación es muy grave, el caso se puede llevar a la Fiscalía de Menores.
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