Vivimos
malos tiempos para la comunicación y la información, o será que las TIC
nos hacen más tontos. Me alarma comprobar en alumnos, conocidos,
familiares y amigos como cada vez hacemos un uso, por no decir abuso,
de los medios de comunicación que disponemos en nuestras manos, cada vez
más sin sentido, sin contenido, sin fundamento que diría cierto
conocido cocinero. Ya he comentado como unos conocidos míos que viven en
una vivienda adosada unifamiliar, se avisan de que la cena está lista
cuando uno está arriba y el otro abajo por el Messenger, de cómo muchos
de mis alumnos se comunican entre ellos estando en la misma clase a
través del Whatsapp, de la mensajería de las BlackBerry, del Messenger,
de la aplicación de mensajería del Moodle, etc., repito, estando en la
misma aula, a escasos metros del compañer@ con el que se están
comunicando. Pero hoy quería profundizar en el contenido de la
comunicación. La gran mayoría de las veces producimos comunicación
insulsa, sin contenido, utilizamos continuamente estos artilugios de la
información y la comunicación para decir auténticas tonterías, mensajes
que no aportan nada. Utilizamos el móvil, internet, etc. como juguetes
frente al aburrimiento, porqué si no, yo no entiendo que conseguimos
enviando mensajes sin ton ni son a personas con las que tampoco está
claro que tengamos una necesidad imperiosa de comunicarnos. Es un: no sé
por qué me comunico con a veces no sé quien, para decirle un no sé qué.
Antiguamente yo quedaba con mis compañeros y amigos a la salida del cole y sólo venia a utilizar el teléfono para casos extremos, de algún olvido del deber, cambios de última hora, etc. Actualmente con el tema del móvil también hay quien sigue sin verle la utilidad y quien considera que es un gasto innecesario, pues teniéndolo hacemos un abuso del mismo, llamando para comunicarnos con alguien y decirle cosas innecesarias o bien cosas que podríamos habernos dicho en otro momento. Por seguir con el ejemplo de antes, quedar con los compañeros de clase se puede hacer a la salida del centro, al terminar las clases, cuando aun te estás viendo con esa persona y no como hacemos ahora de decirle, “ya te llamo y quedamos”. Cuando posiblemente vas a quedar para esa misma tarde o noche y lo más seguro es que no haya nada ni nadie que altere el plan que hubieras podido establecer cuando estabas en contacto directo con ese compañero. Todo esto hace que me plantee si hemos llegado hasta aquí por culpa de que la comunicación se ha vuelto universal y gratuita en la mayoría de los casos. Es decir, imagino que si tuviésemos que pagar un precio por hacer un uso innecesario, insulso o sin contenido de la comunicación, nos lo pensaríamos dos veces antes de hacerlo. Hoy con el Whatsapp que resulta gratuito si dispones de una conexión wifi, o la mensajería entre BlackBerrys, el Messenger, las llamadas entre fijos que en muchas operadoras resultan gratuitas, o el bajo coste de las llamadas entre favoritos de las compañías de telefonía móvil, etc., por poner ejemplos del nulo o bajo coste de la comunicación actual. ¿Será por ello? Sea por ello o no, lo bien ciertos es que vivimos unos tiempos en los que la comunicación se ha vuelto caprichosa, insulsa y tremendamente pobre. Pero ojo, no quiero decir con ello que esté en contra de las tecnologías de la comunicación y la información, o de sus avances y mejoras continuas en un interés de hacernos la vida más fácil a las personas. Quien me conoce, sabe que es todo lo contrario, estoy a favor de estas mejoras, soy de los primeros en apuntarme al carro de los nuevos dispositivos o cacharros que surgen, o de probar nuevas formas de obtener y producir información y/o comunicación. Y es aquí donde de nuevo tiene la educación que tomar partido. Los docentes podemos y debemos decir mucho para enriquecer, dotar de sentido la comunicación y la información, que producen y que se produce entre nuestros alumnos, y en la sociedad actual en general.
Fuente: Investigando las TIC en el aula
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en mi blog.