Aunque la mayoría de los docentes en España defienden la utilidad de los deberes y sus beneficios, no en todos los países se piensa así. Los deberes escolares son un clásico de la educación desde que el mundo es mundo, aunque sea una palabra ya desterrada y sustituida por 'actividades complementarias', como en su día ocurrió con la palabra tarea. Sustituido el nombre, la mayor confederación de padres y madres de alumnos de Francia se ha propuesto desterrar el concepto en sí, y que deje de haber trabajo escolar para realizar en casa.
Llevan una semana de huelga de deberes y tienen planteada otra semana más. Es una idea que la Confederación española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) se plantea trasladar a España y que a la Confederación Católica de Padres de Familia y Padres de Alumnos (CONCAPA), sin embargo, no le parece nada buena, como tampoco a los docentes consultados por RTVE.es.
Se plantearon en el país vecino que los deberes "no hacen más que acentuar las desigualdades entre los niños que tiene ayuda y los que no". De hecho, han llamado a la clásica tarea "subcontratación pedagógica" y piden creatividad para que los cauces de relación familia-escuela sean más que "deberes y notas".
La CEAPA comparte con los franceses que las actividades complementarias no deben exisitir fuera de la aulas o al menos limitar la sobrecarga que, consideran, se produce actualmente. La CONCAPA cree que su supresión, en cambio, contribuiría "irresponsablemente" a aumentar el fracaso escolar. Confían en el resto de valores que, según esta confederación, aportan las tareas escolares en el hogar: hábitos de trabajo, de orden y de superación.
Para el profesor Javier Rosales Pardo, de la Facultad de Educación en la Universidad de Salamanca, lo principal es saber qué le pedimos a la educación de nuestro hijos: una formación basada en lo memorístico, en lo comprensivo, más en lo teórico, en lo práctico. "Como todo en la educación, exige una respuesta nada sencilla para un problema complejo. Una respuesta que exige la implicación de las instituciones y dejar paso al sentido común sobre los intereses".
El profesor Rosales reconoce que es una encrucijada en la que todos tienen razón: "los padres, porque ven que sus hijos tienen muchas tareas y ellos poco tiempo; los profesores, porque están presionados por currículos amplísimos y las pruebas son básicamente memorísticas; y los alumnos, porque los deberes son repetitivos y poco motivadores"
La tarea en casa no debe prolongar la actividad escolar
Desde el ámbito del desarrollo psicológico, el fomento de capacidades como la de organización y la autonomía se valora positivamente, pero se rechaza que se dedique ese tiempo a una prolongación de las tareas escolares. María Teresa González Martínez, profesora Psicología de la Universidad de Salamanca, cree que puede ser bueno dedicar media hora para desarollar aptitudes como la capacidad de planificar o la búsqueda de información. Pero apunta que esta media hora se debe enfocar de una manera creativa, que motive al alumno a implicarse en aprender, y no a hacer cuentas o a repasar los verbos.
Algunos docentes sí que aprueban que las tareas en casa sean una extensión de lo aprendido en el colegio. Los profesores piensan que hay parte del aprendizaje que hay que consolidar y que "no se puede dedicar una hora en el colegio, por ejemplo, a memorizar los ríos". Así lo ve Julio de Torres, director de una escuela pública de Valladolid, quien encuentra diferencia en los resultados académicos entre los que realizan las la tareas en casa y los que no.
En esto coincide con un director de colegio más veterano, Manuel Veleda, a punto de jubilarse con treinta años de docencia a su espalda. El responable del colegio público Cristóbal Colón cree que hay que diferenciar según las edades pero que es necesario dedicar alrededor de una hora a afianzar los conocimientos, para lo que que recomienda que además se haga el mismo día en que se explicó en clase para fijarlos más eficazmente.
Desde el ámbito del desarrollo psicológico, el fomento de capacidades como la de organización y la autonomía se valora positivamente, pero se rechaza que se dedique ese tiempo a una prolongación de las tareas escolares. María Teresa González Martínez, profesora Psicología de la Universidad de Salamanca, cree que puede ser bueno dedicar media hora para desarollar aptitudes como la capacidad de planificar o la búsqueda de información. Pero apunta que esta media hora se debe enfocar de una manera creativa, que motive al alumno a implicarse en aprender, y no a hacer cuentas o a repasar los verbos.
Algunos docentes sí que aprueban que las tareas en casa sean una extensión de lo aprendido en el colegio. Los profesores piensan que hay parte del aprendizaje que hay que consolidar y que "no se puede dedicar una hora en el colegio, por ejemplo, a memorizar los ríos". Así lo ve Julio de Torres, director de una escuela pública de Valladolid, quien encuentra diferencia en los resultados académicos entre los que realizan las la tareas en casa y los que no.
En esto coincide con un director de colegio más veterano, Manuel Veleda, a punto de jubilarse con treinta años de docencia a su espalda. El responable del colegio público Cristóbal Colón cree que hay que diferenciar según las edades pero que es necesario dedicar alrededor de una hora a afianzar los conocimientos, para lo que que recomienda que además se haga el mismo día en que se explicó en clase para fijarlos más eficazmente.
Los deberes, "factor de exclusión"
En ese sentido, las asociaciones contrarias a los deberes encuentran el origen de las desigualdades. No en todos los hogares el grado de colaboración y preparación es igual, y por tanto, ven que se crea una desigualdad que en principio no se produciría si se reducen los deberes al ámbito escolar con un mismo profesor y los mismo compañeros.
Desde la enseñanza primaria, las horas lectivas pueden prolongarse hasta bien entra la tarde. Sobre las cinco o las seis de la tarde, si no se acuden a las actividades extraescolares, un alumno puede empezar a ser un niño libre. Un espacio que la profesora González Martínez ve fundamental para un desarrollo psicológico saludable.
Defiende las ventajas del tiempo de juego libre y creativo y de las relaciones fuera del aula con familia o amigos. "No es un tiempo perdido es un tiempo también para crecer en otros aspectos fundamentales de la personalidad en una etapa evolutiva clave", apunta.
La docente de la Universidad de Salamanca considera que los niños de hoy "son unos pluriempleados". Los deberes excesivos son un lastre pero también el horario abusivo de actividades extraescolares o la flexibilidad de la responsabilides familiares y la delegación en los abuelos u otras personas. En la adolescencia, asegura, se ven las primeras consecuncias negativas de este cóctel de factores en conductas nada dóciles.
En ese sentido, las asociaciones contrarias a los deberes encuentran el origen de las desigualdades. No en todos los hogares el grado de colaboración y preparación es igual, y por tanto, ven que se crea una desigualdad que en principio no se produciría si se reducen los deberes al ámbito escolar con un mismo profesor y los mismo compañeros.
Desde la enseñanza primaria, las horas lectivas pueden prolongarse hasta bien entra la tarde. Sobre las cinco o las seis de la tarde, si no se acuden a las actividades extraescolares, un alumno puede empezar a ser un niño libre. Un espacio que la profesora González Martínez ve fundamental para un desarrollo psicológico saludable.
Defiende las ventajas del tiempo de juego libre y creativo y de las relaciones fuera del aula con familia o amigos. "No es un tiempo perdido es un tiempo también para crecer en otros aspectos fundamentales de la personalidad en una etapa evolutiva clave", apunta.
La docente de la Universidad de Salamanca considera que los niños de hoy "son unos pluriempleados". Los deberes excesivos son un lastre pero también el horario abusivo de actividades extraescolares o la flexibilidad de la responsabilides familiares y la delegación en los abuelos u otras personas. En la adolescencia, asegura, se ven las primeras consecuncias negativas de este cóctel de factores en conductas nada dóciles.
"Una cosa es la enseñanza y otra es la educación"
El profesor Valeda apura este argumento: "Una cosa es la enseñanza y otra cosa es la educación". Siendo ámbitos necesariamente complementarios, la escuela tiene la responsabilidad del primer entorno y la familia del segundo, según este director de colegio.
Los deberes son libres: elección del docente tanto en cantidad como en calidad. Beatriz Barreiro, madre de Alberto, un niño de once años, ha ido viviendo, disfrutando y sufriendo esta libertad. "Hubo un curso en el que el trabajo en casa era demasiado para él y para nosotros, había días de hasta tres horas: demasiados deberes que nos ocupaban a todos y que nos llevaba a preguntarnos qué hacía en el cole".
Al final, reconoce, "acabas haciendo los deberes, para que la cosa no se alargue más y porque te da pena verle ahí dándole vueltas a las cuentas"
Era otro de los argumentos de la confederación francesa, en muchos casos no se fomenta la autonomía y acaba siendo un trabajo para los padres. Además, apuntaban en el comunicado para plantear la quincena sin deberes: "Los niños tiene que mostrar en casa lo que han hecho en clase, no mostrar en clase lo que han hecho en casa",
Luego la situación ha ido evolucionando en casa de Alberto, con tareas más "normales" sobre las que se ha generado una rutina y que ya afronta en solitario. Pero a ahora a esta labor suma otras dos, natación e inglés, para mejorar la enseñanza que recibe en un colegio del barrio madrileño de Moratalaz. En definitiva, su espacio para hacer lo que le venga en gana se pospone al fin de semana.
Reino Unido consideró la tarea factor de infelicidad y desigualdad
La iniciativa francesa de la huelga de deberes es novedosa, pero no es el primer país preocupado por las consecuencias de los deberes en los alumnos. En 2008, la Association of Teachers and Lectures (ATL), la asociación más importante de maestros de Inglaterra y Gales, concluyó en un estudio que los deberes "imponen una enorme cantidad de estrés, particularmente sobre los niños más desfavorecidos de hogares desfavorecidos".
En el caso de los niños más pobres, explicaba la secretaria general de ATL, Mary Bousted, la carencia de material escolar y de padres con educación convierten los deberes escolares en una fuente de insatisfacción que alimentan el resentimiento contra la escuela.
Una investigación del Instituto de Educación de la Universidad de Londres concluyó que los deberes pueden provocar tal enfrentamiento entre padres e hijos que contrarrestan cualquier beneficio educativo que pudieran producir.
Según recoge el diario londinense, Dylan Williams, subdirector del Instituto, señala que "los deberes más efectivos son los preparatorios, pedir a los niños que preparen algo para las lecciones siguientes. El sistema con menos fuerza -añade- es el más predominante, en el que se pide a los alumnos que completen lo que estén haciendo en la lección".
El profesor Valeda apura este argumento: "Una cosa es la enseñanza y otra cosa es la educación". Siendo ámbitos necesariamente complementarios, la escuela tiene la responsabilidad del primer entorno y la familia del segundo, según este director de colegio.
Los deberes son libres: elección del docente tanto en cantidad como en calidad. Beatriz Barreiro, madre de Alberto, un niño de once años, ha ido viviendo, disfrutando y sufriendo esta libertad. "Hubo un curso en el que el trabajo en casa era demasiado para él y para nosotros, había días de hasta tres horas: demasiados deberes que nos ocupaban a todos y que nos llevaba a preguntarnos qué hacía en el cole".
Al final, reconoce, "acabas haciendo los deberes, para que la cosa no se alargue más y porque te da pena verle ahí dándole vueltas a las cuentas"
Era otro de los argumentos de la confederación francesa, en muchos casos no se fomenta la autonomía y acaba siendo un trabajo para los padres. Además, apuntaban en el comunicado para plantear la quincena sin deberes: "Los niños tiene que mostrar en casa lo que han hecho en clase, no mostrar en clase lo que han hecho en casa",
Luego la situación ha ido evolucionando en casa de Alberto, con tareas más "normales" sobre las que se ha generado una rutina y que ya afronta en solitario. Pero a ahora a esta labor suma otras dos, natación e inglés, para mejorar la enseñanza que recibe en un colegio del barrio madrileño de Moratalaz. En definitiva, su espacio para hacer lo que le venga en gana se pospone al fin de semana.
Reino Unido consideró la tarea factor de infelicidad y desigualdad
La iniciativa francesa de la huelga de deberes es novedosa, pero no es el primer país preocupado por las consecuencias de los deberes en los alumnos. En 2008, la Association of Teachers and Lectures (ATL), la asociación más importante de maestros de Inglaterra y Gales, concluyó en un estudio que los deberes "imponen una enorme cantidad de estrés, particularmente sobre los niños más desfavorecidos de hogares desfavorecidos".
En el caso de los niños más pobres, explicaba la secretaria general de ATL, Mary Bousted, la carencia de material escolar y de padres con educación convierten los deberes escolares en una fuente de insatisfacción que alimentan el resentimiento contra la escuela.
Una investigación del Instituto de Educación de la Universidad de Londres concluyó que los deberes pueden provocar tal enfrentamiento entre padres e hijos que contrarrestan cualquier beneficio educativo que pudieran producir.
Según recoge el diario londinense, Dylan Williams, subdirector del Instituto, señala que "los deberes más efectivos son los preparatorios, pedir a los niños que preparen algo para las lecciones siguientes. El sistema con menos fuerza -añade- es el más predominante, en el que se pide a los alumnos que completen lo que estén haciendo en la lección".
Un informe en Navarra, tareas entre 15 minutos y tres horas
En junio de 2011, el Consejo Escolar de Navarra publicó un informe a instancias del defensor del Pueblo después de recibir las denuncias de varias familias navarras que protestaban por el exceso de trabajo en casa. Se llevó al parlamento foral, pero se desestimaron sus resultados al considerar que eran pocas las fuentes para el estudio.
En cualquier caso, la Administración reconoció que que las tareas escolares "causan controversia" en muchos sistemas educativos y que dividen a la comunidad educativa. Entre las recomenciones del informe se fijaban unos límites para la tarea: entre 15 minutos y 3 horas, según la edad. Así se aconsejaba, que los alumnos de 1º y 2º de Primaria dediquen 15 minutos; los de 3º y 4º de Primaria, media hora; los de 5º y 6º de Primaria, una hora; los de la ESO (12-16), dos horas y los de Bachiller (16-18), tres.
Los maestros y profesores consultados en el informe coinciden en que hay que priorizar el tiempo y no"sobrecargar" a los niños con actividades extraescolares que les impidan hacer las tareas en casa. Según sus conclusiones, los deberes sirven para: afianzar el aprendizaje, impulsar el trabajo autónomo, fomentar el trabajo en grupo, buenos hábitos de estudio, implicación de la familia, e individualización.
Eso sí, tienen que estar planificadas, no reemplazar a las clases, ser adecuadas a la edad y las necesidades individuales y ser motivadoras.
En junio de 2011, el Consejo Escolar de Navarra publicó un informe a instancias del defensor del Pueblo después de recibir las denuncias de varias familias navarras que protestaban por el exceso de trabajo en casa. Se llevó al parlamento foral, pero se desestimaron sus resultados al considerar que eran pocas las fuentes para el estudio.
En cualquier caso, la Administración reconoció que que las tareas escolares "causan controversia" en muchos sistemas educativos y que dividen a la comunidad educativa. Entre las recomenciones del informe se fijaban unos límites para la tarea: entre 15 minutos y 3 horas, según la edad. Así se aconsejaba, que los alumnos de 1º y 2º de Primaria dediquen 15 minutos; los de 3º y 4º de Primaria, media hora; los de 5º y 6º de Primaria, una hora; los de la ESO (12-16), dos horas y los de Bachiller (16-18), tres.
Los maestros y profesores consultados en el informe coinciden en que hay que priorizar el tiempo y no"sobrecargar" a los niños con actividades extraescolares que les impidan hacer las tareas en casa. Según sus conclusiones, los deberes sirven para: afianzar el aprendizaje, impulsar el trabajo autónomo, fomentar el trabajo en grupo, buenos hábitos de estudio, implicación de la familia, e individualización.
Eso sí, tienen que estar planificadas, no reemplazar a las clases, ser adecuadas a la edad y las necesidades individuales y ser motivadoras.
Fuente: rtve
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