Profesores y alumnos pasan más tiempo en el aula en España que en otros países - Pero los resultados no brillan - ¿Qué falla?
J. PRADES / J. A. AUNIÓN
Algo no encaja. El informe sobre educación en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), presentado ayer, dibuja un sistema cuyas condiciones no parecen estar tan mal como los resultados indican. Los profesores españoles dan más horas de clase (7.364 horas frente a 6.732 de media de la OCDE) y los alumnos permanecen en las aulas más tiempo que sus iguales. Los salarios de los docentes son superiores a la media, la proporción de alumnos por profesor es óptima comparada con el resto de países y, sin embargo, cada Informe Pisa -el referente mundial en medición de aptitud educativa que se realiza cada tres años- supone un jarro de agua fría al empujar a España a la cola en resultados: puesto 26 de 34 países desarrollados en 2009.
¿Qué es lo que falla? En plena polémica por los recursos que se destinan a la educación -los profesores de varias comunidades se han rebelado contra los recortes-, el informe vuelve a introducir complejidad al debate: no se trata solamente de cuántos profesores haya ni cuántas clases den los alumnos, sino de qué se enseña, cómo y a qué edad, y qué apoyo reciben los alumnos.
Muchos insisten en que las mejoras que se han producido con enormes esfuerzos en los últimos años en educación (la mayoría de la población posee más estudios que los obligatorios, el 52%, mientras que en 1999 los que no terminaban esta etapa alcanzaba los dos tercios) pueden seguir adelante si no se recortan los presupuestos y se reduce el número de profesores.
Pero
otros países con mejores resultados tienen un cuerpo docente que
imparte menos horas lectivas. Las comunidades de Madrid, Navarra,
Cataluña, Galicia y Castilla-La Mancha, sin embargo, han puesto en pie
de guerra al profesorado al prolongar su jornada de clases lectivas,
restándoles tiempo para el resto de tareas que, según los maestros, son
las que dan el plus de calidad a un sistema: apoyos, programas de
refuerzo, atención a los padres.... ¿Cuál es el objetivo pedagógico de
esta prolongación de horas lectivas? Felipe José San Vicente, presidente
de la Asociación Nacional de Catedráticos de Instituto, responde: "No
hay ningún objetivo pedagógico ni nada que se le parezca. Es una
cuestión económica, ahorrar la contratación de interinos, y lo demás son
palabras huecas".
El informe de la OCDE demuestra que el éxito escolar no pasa necesariamente por someter al alumnado a horarios interminables (1.050 horas anuales para un estudiante español de 15 años, frente a las 856 de un chico de la misma edad en Finlandia, el país de referencia de éxito en el Informe Pisa y la OCDE). Los profesores españoles de primaria (de 6 a 12 años) dedican 880 horas al año a dar clase, 101 más que la media de la OCDE, y los de secundaria, 37 más. Y los alumnos tienen más clases obligatorias: 126 horas más en primaria y 148 más en secundaria. Además, la media de estudiantes por clase en los centros públicos, 19,8, es más baja que la de la OCDE, que asciende a 21,4. En el caso de los centros privados ocurre lo contrario: 24,5 en España frente a los 20,5 de la OCDE. Y por último, los profesores también cobran más, unos 8.300 euros más al año en primaria, y 10.500 más en secundaria.
¿Por qué no funciona? "En educación,
los resultados no se obtienen a corto plazo. Toda inversión necesita su
tiempo", afirma Jesús María Sánchez, presidente de la Confederación
Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA). Además, el
secretario de Estado Educación, Mario Bedera, recuerda que España ha
tenido que recuperar en los últimos 30 años una situación de retraso
educativo que viene de muchas décadas atrás.
Pero eso no puede
ocultar que probablemente hay otras cuestiones que ralentizan la mejora.
El éxito pasa, según De Vicente y María José Martín, presidenta de la
Asociación Nacional de Movimientos de Renovación Pedagógica, por un
cambio del sistema. Martín añade que lo que se enseña está mal
concebido. Su asociación lleva décadas reuniéndose con centenares de
profesores y todos opinan que los contenidos curriculares no se adaptan a
la edad madurativa del alumnado y muchas veces carecen de utilidad para
el siglo XXI.
"Es absurdo que los niños de los últimos cursos de infantil (de cero a seis años) manejen libros de texto. A esa edad están explorando el mundo y necesitan creatividad, aprender a ser autónomos con su higiene y en otras normas básicas. Pero sobre todo necesitan tomar seguridad en las relaciones con los demás niños y sentar las bases correctas de la socialización. En segundo de primaria (ocho años) a los alumnos se les pide que acentúen. Y en sexto de primaria (10 años) que resuelvan raíces cuadradas. ¿Para qué querrán a esa edad resolver raíces cuadradas? No tiene sentido. Después llegan los evaluadores de Pisa y se encuentran con escolares que no comprenden lo que leen y detestan la lengua y las matemáticas. Es el resultado de impartir materias a edades inadecuadas".
"Es absurdo que los niños de los últimos cursos de infantil (de cero a seis años) manejen libros de texto. A esa edad están explorando el mundo y necesitan creatividad, aprender a ser autónomos con su higiene y en otras normas básicas. Pero sobre todo necesitan tomar seguridad en las relaciones con los demás niños y sentar las bases correctas de la socialización. En segundo de primaria (ocho años) a los alumnos se les pide que acentúen. Y en sexto de primaria (10 años) que resuelvan raíces cuadradas. ¿Para qué querrán a esa edad resolver raíces cuadradas? No tiene sentido. Después llegan los evaluadores de Pisa y se encuentran con escolares que no comprenden lo que leen y detestan la lengua y las matemáticas. Es el resultado de impartir materias a edades inadecuadas".
De Vicente cree también que el número de asignaturas
del sistema español es irracional. "Once en un solo curso son
demasiadas". El presidente de la asociación de catedráticos de instituto
culpa a la LOGSE (la anterior ley orgánica de educación) de la cifra
del informe de ayer que más le preocupa: el abandono escolar.
Ahora
los alumnos de ESO tienen tres vías distintas según vayan al
bachillerato de letras de ciencias o a la FP. "Hasta ahora, hasta los 16
años los alumnos estaban obligados a compartir aula y a la mitad de la
clase le podía importar un rábano lo que se impartía. Bajar hasta los 15
años la posibilidad de elegir entre el bachillerato académico, la
formación profesional reducirá el fracaso". Su asociación ha pedido al
Ministerio de Educación que la FP, tan denigrada en España, pase a
denominarse "bachillerato profesional". "Es un gesto mínimo, pero igual
dignifica los estudios no universitarios".
Precisamente el fracaso
y el abandono escolar son los que se resentirán, según los profesores
que están protestando contra los recortes, de la disminución de
maestros, pues habrá menos tutorías, menos apoyos y menos refuerzos,
menos atención personalizada a alumnos y padres. Precisamente, el
informe de la OCDE señala que, aunque los profesores españoles dan más
horas de clase que la mayoría de países desarrollados, en el cómputo
total de las horas que trabajan al año, están por debajo, unas 235 horas
menos.
Probablemente esto se utilizará en la pelea planteada entre los profesores y la Comunidad de Madrid; su presidenta, Esperanza Aguirre, tuvo que disculparse la semana pasada por insinuar que los docentes trabajan poco. Pero el hecho cierto es que los docentes trabajan, al menos, las 37,5 horas que marca la ley, así que si su jornada se aumenta por el lado de las clases (que ya dan muchas más), se disminuirá todavía más el tiempo dedicado a ese otro tipo de atención que da calidad a un sistema.
Probablemente esto se utilizará en la pelea planteada entre los profesores y la Comunidad de Madrid; su presidenta, Esperanza Aguirre, tuvo que disculparse la semana pasada por insinuar que los docentes trabajan poco. Pero el hecho cierto es que los docentes trabajan, al menos, las 37,5 horas que marca la ley, así que si su jornada se aumenta por el lado de las clases (que ya dan muchas más), se disminuirá todavía más el tiempo dedicado a ese otro tipo de atención que da calidad a un sistema.
Y el abandono escolar, aunque está en el
nivel más bajo en las estadísticas (28,4%), sigue siendo el gran
problema que señala el informe de la OCDE. España ocupa el quinto puesto
por la cola en cuanto al porcentaje de jóvenes de 25 a 34 años que han
conseguido sacarse al menos el título de bachillerato o de FP de grado
medio: 64,1%, 20 puntos menos que la media de los países desarrollados.
Sin embargo, también hay cifras para el optimismo, pues el porcentaje de
jóvenes que se titulan en FP de grado medio (el verdadero desnivel del
sistema educativo español, pues en graduados en bachillerato y en FP
superior y universidad España está por encima de la media) ha mejorado
del 38% al 41% en 2009.
Bedera, destaca las mejoras y dice que
existen los "ingredientes" para un buen sistema educativo. Jesús María
Sánchez, presidente de CEAPA, también ve el vaso medio lleno y destaca
que si los resultados del último Informe Pisa no fueron los mejores que
se pueda desear, sí se recuperó el bajón de 2006, donde la evaluación de
los alumnos de 15 años en comprensión lectora y razonamiento matemático
y científico tuvo en España resultados desalentadores.
La clave tanto para Bedera como para el presidente de CEAPA está en no frenar el ritmo ascendente de mejora de los resultados educativos.
La clave tanto para Bedera como para el presidente de CEAPA está en no frenar el ritmo ascendente de mejora de los resultados educativos.
Algo que puede
estar produciéndose en estos momentos. Algunas de esas buenas noticias
que trae el informe de la OCDE, que tiene como referencia 2008 o 2009,
probablemente se hayan esfumado con la crisis. Por ejemplo, el gasto
(público y privado) por alumno sobre el PIB per cápita que estaba
en 2008 en el 29%, tres puntos por encima de la media de la UE,
probablemente ya no sea así. Los estudiantes han seguido aumentando en
este tiempo mientras el gasto público en educación ha descendido por
primera vez en los últimos 30 años (un 1,5% entre 2010 y 2011). Además,
ese gasto por alumno en relación con el PIB por cabeza solo ha
conseguido superar la media europea durante esos tres años (2006, 2007 y
2008) en los cristalizaron unos esfuerzos inversores que ya no se están
produciendo.
Bedera insistió en la rentabilidad social de la
inversión educativa: de cada euro invertido en educación secundaria, la
sociedad recupera cuatro en forma de impuestos. "No se puede rebajar la
inversión educativa si se quieren mantener los resultados a largo
plazo", dijo el analista de la OCDE Pedro García de León, que presentó
ayer el informe en Madrid junto al Secretario de Estado.
Se trata, asimismo, de una gran inversión personal, pues la crisis económica ha vuelto a demostrar que cuanta más formación, menos paro. En 2009, el desempleo de los jóvenes que tenían al menos el título de bachillerato o FP era la mitad de los que habían dejado los estudios después de la educación obligatoria.
Fuente: El País
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